Lo primero que pensé al llegar a la unidad de urgencias es que iba a ver
muchas situaciones críticas, como paradas cardio-respiratorias. Era algo que me
asustaba bastante, puesto que son momentos en los que no tienes tiempo de
equivocarte y debes actuar con mucha seguridad y precisión. Sin embargo mis
ganas de vivir, por fin, una situación crítica en un paciente, para así poder
observar la intervención de los profesionales, superaban con creces el temor a
que ocurriera en mi presencia. Porque, en todo el tiempo que llevo en
prácticas, nunca he visto una parada cardio-respiratoria. Y de momento parece
que seguirá siendo así, pero al menos en mi segundo día en la urgencia he
podido observar una parada respiratoria y la actuación de los profesionales
ante esta complicación.
Se trataba de una mujer de 75 años que ingresaba en la urgencia por
mareos y cefaleas de dos días de evolución, con apariencia de mal estado
general, razón por la cual se la clasificó por lo como nivel de gravedad naranja
en el Triage. En la valoración física tenía una leve hipertensión con
taquicardia, con normoglucemia y normotermia. La paciente estaba orientada pero con un nivel de consciencia
fluctuante.
A pesar de los requerimientos de asistencia por parte de la paciente y
sus familiares, la visita médica se retrasó debido a la situación de la unidad.
El estado general de la paciente había ido empeorando durante este tiempo. Así
pues, cuando la residente de medicina se acercó a hacerle la valoración, la
paciente sufrió una parada respiratoria con pérdida total del nivel de
consciencia.
En un principio se realizaron todas las maniobras necesarias del soporte
vital avanzado, llevando a la paciente al box de Críticos, que cuenta con material
más especializado. Ahí se comprobó que se trataba únicamente de un paro
respiratorio sin cese de la actividad eléctrica cardíaca. Se produjo un aumento
de la frecuencia cardíaca y la tensión arterial.
He consultado cierta bibliografía para poder analizar correctamente la
situación vivida y relacionarla con la teoría existente. La bibliografía que he
encontrado y que más me ha ayudado a comprender mejor la situación de paro
respiratorio y su tratamiento han sido las siguientes:
·
Manual de primeros auxilios. Parada
cardio-respiratoria [monografía en internet*]. Ayamonte: Cruz Roja Española
Asamblea Local de Ayamonte; [fecha de consulta 10 Enero 2013]. Disponible en: www.cruzrojaayamonte.org/manual/manual4.htm#mani1
·
Nodal Leyva PE, López Héctor JG, de La Llera
Domínguez G. Paro cardiorrespiratorio (PCR). Etiología.
Diagnóstico. Tratamiento. Rev Cubana Cir 2006; 45 (3-4).
·
Pardo C, Muñoz T, Chamorro C.
Monitorización del dolor: Recomendaciones del grupo de trabajo de analgesia y
sedación de la SEMICYUC. Med. Intensiva. 2006; 30(8): 379-385. Disponible en:
scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0210-56912006000800004&lng=es
·
Portela M, Bugarín R. Intubación endotraqueal en
urgencias extrahospitalarias. Guías Clínicas. Fisterra.com 2006; 6 (50)
·
Quintero Cifuentes IF, Salamanca N, Cabrera R,
Castañeda MI. Intubación orotraqueal en urgencias. Facultad de Ciencias de la
Salud Universidad de Cauca [revista en internet] Septiembre 2007 [consultada el
10 Enero 2013]; 9 (3): [16pags]. Disponible en: www.facultadsalud.unicauca.edu.co/Revista/PDF/2007/090309200701.pdf
Según esta bibliografía consultada, las causas más comunes de parada
respiratoria pueden clasificarse en neurológicas, mecánicas y musculares, y
pueden ser:
·
Ahogamiento.
>
·
Cuerpos extraños en vías respiratorias
·
Inhalación de vapores o gases irritantes.
·
Estrangulamiento.
·
Intoxicación por alcohol.
·
Dosis excesiva de medicamentos.
·
Quemadura eléctrica.
·
Traumatismos.
·
Shock.
>
·
Insolación o congelamiento.
·
Quemaduras.
·
Inflamación de garganta.
·
Obstrucción de la garganta por caída de la
lengua.
·
Falta de oxígeno
·
Ataque cardíaco
En el caso de la paciente se trató de una
depresión neurológica que produjo una reducción del correcto funcionamiento del
aparato respiratorio, es decir, ahogamiento por causa neurológica.
Las manifestaciones clínicas en el caso de la
paciente coincidieron con la mayoría de las encontradas en la bibliografía. La
paciente tenía ausencia de patrón respiratorio, pérdida de consciencia,
cianosis periférica en dedos y taquicardia de compensación.
De primera
elección ante este paro respiratorio se realizó una tracción frente-mentón para
abrir al máximo las vías respiratorias. Después se mantuvo la ventilación
manual con un balón de resucitación autoinflable, o ambú, conectado a reservorio
de oxígeno. En un principio se hizo con la mascarilla directamente sobre nariz
y boca. Posteriormente, al intuir que podría existir taponación de la vía aérea
por parte de la lengua (que puede caer hacia atrás) se colocó una cánula
orofaríngea (cánula de Guedel). Y se siguió ventilando manualmente, fijando de
nuevo la mascarilla del ambú a la nariz y boca de la paciente.
Al ver que la paciente no remontaba su estado en
cuanto a saturación de oxígeno, posteriormente eligieron como tratamiento ante
esta situación una intubación orotraqueal con aspiración de posibles
secreciones que pudieran entorpecer la respiración de la paciente. Qué, según
la bibliografía se trata de uno de los procedimientos cuyas indicaciones son:
- Siempre durante la reanimación cardiopulmonar avanzada (el caso concreto de nuestra paciente)
- Presentar episodios de apnea (también relacionado con la paciente del caso)
- Disminución del nivel de la conciencia con valores en la escala de Glasgow menores o iguales a 8.
Esta técnica la realizó principalmente el
médico, con la ayuda de la enfermera. Una vez colocado el larignoscopio, la
enfermera se encargó de mantenerlo fijo mientras el médico introducía el tubo
orotraqueal. Posteriormente la enfermera introducía los 10cc de aire para el balón
de taponamiento del tubo. Y, por último, al tiempo que el médico retiraba el
laringoscopio la enfermera fijó el tubo a la cara del paciente y conectó el
ambú para seguir con la ventilación manual. Esta tarea procedió a continuarla
el médico, mientras la enfermera aprovechaba para aspirar unas pocas
acumulaciones de secreciones salivares del paciente para evitar la
broncoaspiración. Después, se volvió a colocar una cánula de Guedel para
impedir que la paciente cerrara la mandíbula y apretara el tubo.
Mientras todo esto ocurría (la intubación y
ventilación) otro enfermero se encargó de la canalización de una vía venosa
periférica, muy importante en estas situaciones. Por esta vía se administró un
anestésico con el objetivo de dormir al paciente (propofol) y un
miorrelajante (rocuronio) para conseguir la relajación de la musculatura
torácica del paciente y evitar molestias.
Y además, a pesar de la continua administración
de sedación, la paciente parecía dar muestras de incomodidad o dolor, como
inquietud motora, movimientos con la lengua y mandíbula para expulsar el tubo
orotraqueal, contracciones de musculatura facial y leve aumento de frecuencia
cardíaca.
Según mi búsqueda bibliográfica, existen escalas
de valoración del dolor en inconsciencia indicadas por muchos autores para
utilizarlas en unidades de críticos, urgencias, etc. Una de estas escalas
recomendadas es la de Campbel:
Según esta valoración, la paciente (en teoría
sedada) tenía puntuación 4, lo que indicaba un dolor moderado. Por ello se le
administró un anestésico opioide (fentanilo).
Al final, se mantuvo a la paciente con
ventilación asistida mientras se la realizaban las pruebas y se la derivaba a
la Unidad de Cuidados Críticos para una vigilancia más exhaustiva.
Después de todo, la situación sí que fue
bastante rápida. Y, aunque a mí me pareció un caos con tantos profesionales
sanitarios pululando alrededor de la paciente, se coordinaron todos muy bien
dándose órdenes concisas e instrucciones detalladas entre todos ellos. Cada
profesional ocupó su lugar y realizó las tareas que de cada uno se esperaba
ante estas situaciones de urgencias.
Yo me mantuve en un espacio apartado, ayudando
en el traslado y el aporte de materiales necesarios para los procedimientos que
se lea realizaron. Pero sobre todo, me mantuve observando la situación,
absorbiendo cada detalle de lo que veía e integrando en mis nervios la rapidez
de movimiento que percibía en los demás. Me descubrí a mí misma intentando ir
un paso por delante en mi mente, previendo lo siguiente que creía que harían
los enfermeros, utilizando para ello mis conocimientos teóricos. Así que espero
que la siguiente vez que tenga lugar una situación similar, pueda integrarme un
poco más en el soporte vital del paciente ayudando con todo aquello que ya sabía
y en aquello que he aprendido de esta vez.
Has hecho una revisión correcta de las causas de la parada respiratoria y de la actuación inicial. Creo que te faltan pasos, recuerda si antes de la intubación se realizaron otras maniobras para dar soporte ventilatorio al paciente (cánula orofaringea, ventilación con ambu....). Revisa también que material tenia preparado la enfermera para que se pudiese realizar la intubación y como colaboro con el medico para que pudiese realizar este procedimiento.
ResponderEliminar¿Que signos presentaba el paciente que hacían sospechar de la necesidad de administrar el fentanilo? ¿desaparecieron tras la administración de este?¿como se valora el dolor y la incomodidad en este paciente?
Muy buena la corrección que has hecho. Felicidades sigue trabajando así
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