lunes, 14 de enero de 2013

SANGRÍA A UN PACIENTE

              ¿Qué es lo primero que te viene a la mente cuando una enfermera te pregunta si quieres realizar una sangría a un paciente? Parece que te está pidiendo que realices un mal procedimiento, como una sufriente, repetitiva e incorrecta canalización de vía venosa periférica y cuyo resultado debe ser cercano a lo que llamaríamos una "sangría". Al menos ese fue el primer pensamiento que pasó por mi mente cuando una enfermera de la unidad de Urgencias me lo propuso. 
             También me acordé de otra época, bastante lejana, en la que se adherían sanguijuelas a la piel de los pacientes para que succionaran la sangre, como tratamiento curativo para casi cualquier enfermedad.
             Casi inmediatamente encontré la coherencia de sus palabras y comprendí que se refería a extracción de sangre sin el propósito de analizarla o donarla, simplemente con el objetivo de desangrar al paciente. pero eso no significaba que entendiera el propósito de esa técnica, por lo que quise consultar bibliografía que me orientara en cuanto a las causas y también sobre la forma más correcta de realizar el procedimiento. 
             En el transcurso de esa búsqueda biliográfica descubrí de que este procedimiento tiene un nombre alternativo que es flebotomía. Y, ya que el nombre de "sangría" me inspira más bien un pensamiento despectivo, a partir de ahora utilizaré el nombre de Flebotomía para designar la técnica.
             Según lo que encontré, son dos las enfermedades que indican la utilización de esta metodología terapéutica:

  • Poliglobulia: es el aumento del volumen total de hematíes en sangre. Puede ser absoluta, con un aumento real de la masa eritrocitaria total; o relativa, en la que hay un aumento de la concentración de hematíes por una pérdida del volumen plasmático, y la masa eritrocitaria total es normal.
  • Hemocromatosis: anomalía que provoca  una sobrecarga de hierro en el organismo, sobre todo en el hígado. puede ser una patología adquirida, debida a otros trastornos relacionados con la sangre, como la talasemia o ciertas anemias, o a causa de un exceso de transfusiones; o puede ser hereditaria, en cuyo caso se produce un exceso de absorción de hierro en el tubo digestivo.
             Se trata de una técnica aséptica cuyo objetivo consiste en la extracción de entre 250 y 500 ml de sangre venosa, dependiendo de la talla, edad, peso y sexo del paciente. La duración de el procedimiento es varía según el calibre de la vena canalizada. Y la frecuencia de las flebotomías depende de la gravedad de la enfermedad o de las exhacerbaciones de la misma. Existe siempre un tratamiento de mantenimiento entre brotes que también depende de la gravedad de la patología.
             En el caso concreto del paciente de la urgencia, lo sucedido fue que tuvo un brote de su enfermedad (hemocromatosis hereditaria) y por ello necesitaba una flebotomía de urgencia. Se trataba de un varón de mediana edad con obesidad. Esto último dificultaba el acceso a una vena de gran calibre para poder desangrarle más rápida y fácilmente.
             El procedimiento es muy similar al de una canalización venosa periférica. La diferencia principal radica en el material. Se utiliza una bolsa plástica de extracción sanguínea, conectada mediante un tubo a una aguja metálica del calibre 16G. El volumen de la bolsa es de 450 cc, cantidad que se consideró adecuada para el proceso, pero lo ideal es que tuviera una escala de medición para controlar otros volúmenes de extracción. 
             Una vez colocado el compresor y canalizada una vena gruesa, se procede a fijar la aguja. Durante el proceso no se retira el compresor, ya que esto ayuda al llenado sanguíneo de los vasos venosos. Se indica al paciente que realice contracciones musculares abriendo y cerrando el puño, de forma que favorezca el retorno venoso.
             Una vez llenada la bolsa colectora se procede a retirar la aguja. En la documentación encontrada indica que hay que asegurarse de controlar reacciones hemodinámicas o vasovagales en el paciente, por lo tanto después de la extracción hay que favorecer que el paciente esté tumbado y pueda alimentarse. En el paciente concreto no tuvimos esas precauciones, de hecho apenas lo pensé. Si hubiera pensado que es como una donación de sangre, me hubiera resultado bastante lógico y evidente. Ahora ya lo sé para la próxima vez que realice esta técnica, no me olvidaré de controlar posibles complicaciones en el paciente y prevenirlas.
             Según la bibliografía, en muchos casos el volumen de sangre retirado se suele suministrar en forma de sueroterapia endovenosa bien con suero salino fisiológico o con dextrosa al 5%. En el caso concreto del paciente, la valoración médica de los análisis indicó que el volumen sanguíneo era elevado y no se necesitaba restituir líquidos.
             La bibliografía que he consultado y que me ha ayudado a informarme sobre este procedimiento ha sido:
  • Kioskea - Salud y Bienestar [Sede Web*]. CCM Benchmark Group; Diciembre 2012 [acceso 14 Enero 2013]. Tratamiento de la hemocromatosis: Sangría o Flebotomía. Disponible en: salud.kioskea.net/faq/5663-tratamiento-de-la-hemocromatosis-sangria-o-flebotomia
  • Altés A, Remacha A, Baiget M. Diagnóstico y tratamiento de la hemocromatosis. Hematológica. 2002; 8 (1): 32-37.
  • Ballester Santovenia A, Diego de la Campa J, Quiala Reyes M. Sangría terapéutica. Manual de prácticas médicas. Hospital Hermanos Armeijeiras, Cuba. Disponible en: www.sld.cu/galerías/pdf/sitios/hematología/sangría.pdf.pdf
  • Garcia Parejo Y, Garcia Carballo MM. Poliglobulia. Jano. 2003; 64 (1468): 489 - 491. Disponible en: www.jano.es/ficheros/sumarios/1/64/1464/51/1v64n1464a13043938pdf001.pdf

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